Taxonomía Verde Chile: cómo integrar la T‑MAS en tu empresa

En el contexto actual, la sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a convertirse en un requisito esencial para competir en el mercado. A continuación se presenta, de manera clara y accesible, cómo una organización puede prepararse para integrar la Taxonomía Verde de Chile, conocida oficialmente como Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles (T‑MAS), y sacar el mayor provecho de este estándar.

Qué es la T‑MAS y por qué importa

La T‑MAS es un sistema de clasificación que evalúa actividades económicas específicas, no sectores completos. Su objetivo es determinar si una actividad se lleva a cabo de manera ambientalmente sostenible, no si la actividad es sostenible en sí misma. Aunque aún no constituye una ley, puede servir como marco para regulaciones futuras. Actualmente ya es utilizada como referencia por reguladores financieros y puede influir en licitaciones públicas o requisitos para acceder a subsidios y créditos. Se considera un ejemplo de soft law: no existe una obligación jurídica formal, pero en la práctica se convierte en un estándar que las empresas deben considerar para no quedar excluidas de oportunidades clave.

También es importante tener en cuenta que existen actividades no elegibles dentro de la taxonomía y que el resultado de la evaluación se expresa como el porcentaje del CAPEX, OPEX y facturación que cumple con los criterios establecidos. El foco de sostenibilidad se centra en el aspecto ambiental, con impactos mínimos en lo social. Además, la T‑MAS busca que todas las organizaciones hablen un mismo lenguaje para facilitar la comparabilidad y el acceso a financiamiento, no para generar carga adicional sino para simplificar procesos y homologar criterios.

Transparencia y estándares comunes

La T‑MAS aporta criterios unificados y verificables para definir la sostenibilidad en las actividades económicas. Esto mejora la comparabilidad de la información que las empresas entregan al mercado y a los reguladores, brindando mayor confianza a inversionistas. Al establecer un estándar claro respaldado por el Estado, fomenta la transparencia y evita el llamado greenwashing en productos financieros, combatiendo la dispersión de definiciones y las acusaciones de falsas credenciales ambientales.

La plataforma de autoevaluación: una herramienta, no una certificación

Paralelamente, se está desarrollando una plataforma digital que permitirá a cualquier empresa autoevaluar el grado de alineamiento de sus proyectos con la T‑MAS. Esta herramienta servirá como guía para que las organizaciones identifiquen qué tan alineadas están sus actividades con los criterios establecidos. Es importante advertir que la autoevaluación no constituye una certificación oficial. Actualmente no existe una autoridad que fiscalice ni un procedimiento formal de validación similar al de la Unión Europea. Al comunicar resultados, se debe ser transparente y aclarar que se trata de un ejercicio interno de referencia.

Pasos prácticos para integrar la T‑MAS

  1. Mapear las actividades: identificar procesos o proyectos que puedan ser considerados sostenibles según los objetivos ambientales definidos (mitigación, adaptación, no daño significativo y salvaguardas sociales).
  2. Revisar datos internos: asegurar que la organización pueda medir consumo energético, emisiones, gestión de residuos y otros indicadores relevantes. Si ya se cuenta con reportes de huella de carbono, hídrica o memorias integradas, este trabajo será más sencillo.
  3. Involucrar a todas las áreas: la sostenibilidad debe integrarse en operaciones, finanzas, cumplimiento y comunicación.

Fuente: Ministerio de Hacienda de Chile

Participar en los talleres oficiales: estos talleres son gratuitos, prácticos y se enfocan en sectores específicos. Durante la fase de implementación se evaluarán casos hipotéticos para que luego las empresas puedan aplicarlo internamente.

Calendario de talleres T‑MAS

  • 11 de junio: Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado
  • 25 de junio: Información y comunicaciones
  • 17 de julio: Minas y canteras
  • 30 de julio: Industrias manufactureras
  • 13 de agosto: Suministro de agua, gestión de residuos y descontaminación
  • 27 de agosto: Construcción y actividades inmobiliarias
  • 9 de septiembre: Transporte y almacenamiento
  • 23 de septiembre: Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (parte 1)
  • 30 de septiembre: Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (parte 2)

Participar en estos talleres permite resolver dudas técnicas, comprender criterios sectoriales y generar redes de contacto con autoridades y pares del sector. Durante el primer año de implementación, la adopción será voluntaria para las empresas, aunque se espera que a futuro pueda volverse obligatoria. Por ahora no existe verificación por un tercero, pero es probable que en el futuro se establezcan procesos de certificación externa.

Oportunidades y riesgos

Los principales bancos y fondos están incorporando métricas basadas en la T‑MAS. Las organizaciones que no se alineen podrían quedar fuera de líneas de crédito verdes, bonos sostenibles y subsidios. Por el contrario, aquellas que integren la T‑MAS de manera seria y trazable accederán a mejores condiciones de financiamiento y fortalecerán su competitividad. Además, demostrarán con datos concretos su compromiso con la sostenibilidad, lo que refuerza la confianza de sus stakeholders.

Conclusión

Prepararse para la T‑MAS no solo significa cumplir con un estándar, sino abrir la puerta a nuevas oportunidades. Las empresas que adopten la T‑MAS, utilicen la autoevaluación, participen en los talleres y ajusten sus procesos internos dejarán claro a sus stakeholders que su compromiso con la sostenibilidad es auténtico y respaldado por acciones verificables.